Exposición: Cervantes, las «Novelas ejemplares» y la narrativa de su tiempo
El panorama de la prosa española del siglo XVII está dominado por la figura y la obra de Miguel de Cervantes Saavedra (Alcalá de Henares, 1547-Madrid, 1616). Cervantes, escritor por vocación, cultivó los tres géneros literarios mayores: poesía, teatro y narrativa, si bien con distinta intensidad y resultados diversos en cuanto a la calidad obtenida. En cualquier caso, puede afirmarse con Américo Castro que todo su corpus es solidario en cuanto a temas y preocupaciones, y conviene conocerlo en su conjunto para tener una visión global de su pensamiento. Y si puede decirse que sus facetas como poeta y dramaturgo no resultaron demasiado exitosas, el de la narrativa fue, en cambio, un terreno en el que se desenvolvió con inigualable maestría: no solo mostró un enorme dominio de las técnicas tradicionales, sino que fue, además, creador de algunas fórmulas muy novedosas. Incluso cuando retoma modelos narrativos anteriores, Cervantes siempre los renueva dándoles un toque personal. En efecto, sus novelas rezuman originalidad y él mismo, en el Viaje del Parnaso, [FA 160.179] elogió su capacidad de imaginación novelesca: «Yo soy aquel que en la invención excede / a muchos» (IV, vv. 28-29), cualidad que va unida a la de la verosimilitud:
Yo he abierto en mis novelas un camino
por do la lengua castellana puede
mostrar con propiedad un desatino (IV, vv. 25-27).
A lo largo del año 2013 se ha conmemorado el IV Centenario de la publicación de las Novelas ejemplares, colección de doce novelas cortas cuya calidad narrativa puede parangonarse con la del Quijote. La ocasión bien merece que repasemos las principales claves de lectura e interpretación de esta obra, situándola en el contexto de la producción narrativa cervantina y, en general, de la narrativa contemporánea al autor.